eólicas y solares como instrumentos del
neocolonialismo del siglo XXI
Carlos Andrés
Ortiz
Informador
Público, Ene 8. 2023
Resulta muy
evidente, si se analiza desde una bien fundamentada óptica geopolítica, que el
Bloque de Poder Atlantista opera para sostener y expandir, con cierto grado de
sutileza, la nueva y actualizada acción del colonialismo, la cual cabe definir
como neocolonialismo del siglo XXI.
Dentro de sus
múltiples herramientas de sometimiento, en las últimas cuatro décadas el Poder
Atlantista opera utilizando a las muy activas ONGs supuestamente “ecologistas”,
entre otras como las “indigenistas”, con bien financiadas acciones y siguiendo
libretos hábilmente creados para engañar incautos y exaltar a ciertas
progresías fervorosas pero carentes de patriotismo, de escasos conocimientos
generales y de pobres o nulas visiones con la debida amplitud geopolítica.
A la vez, las ONGs
“ecologistas”, pusieron mucho y creciente énfasis en promocionar como supuestas
“grandes soluciones” y falsas “energías limpias” a las eólicas y solares, para
cuyas fuertes presiones cuentan con el poderoso accionar de diversos medios
“especializados” y diversas operaciones de difusión, en las cuales omiten
cuidadosamente los muchos aspectos negativos y las limitaciones técnicas que
adolecen esos tipos de generadores de energía.
Consecuentemente
con ese sesgo nada objetivo, esas ONGs y diversos “especialistas” y periodistas
ad hoc, nada mencionan de la total inutilidad e incluso responsabilidad de esas
energías pseudo “limpias” en la actual crisis energética que golpea a Europa,
pues son incapaces de sustituir a las Energías de Base, como son las
hidroeléctricas, las nucleares, y la termoeléctricas que queman hidrocarburos o
biocombustibles.
Si bien el Bloque
Atlantista tiene múltiples adherentes, incluso más allá del epicentro del
Atlántico, sus más activos operadores están a ambos lados de dicho océano. Son
potencias con largos antecedentes de saqueos, piratería e intervencionismo.
El Bloque
Continentalista es el claro opositor del Atlantismo, y es el que evita el
dominio mundial del globalismo neoliberal, centrado este en las potencias
anglosajonas y sus socios. Por cierto, las Potencias Continentalistas proponen
y realizan otro tipo de acuerdos, en los que ambas partes ganan, e incluso son
favorables al desarrollo e industrialización del mundo hoy subdesarrollado, al
que ofrecen financiaciones blandas para grandes obras de infraestructura y
suministro de tecnologías estratégicas, como la nuclear. Eso es casi la
antítesis de las nocivas “recetas” neoliberales, recesivas y destructivas, que
por la fuerza imponen los Atlantistas.
Por supuesto, los
Continentalistas, con China y Rusia como potencias principales, tienen sus propios
intereses y prioridades geopolíticas; pero no es un tema menor que Argentina en
particular, e Íbero América en general, no tienen posiciones encontradas ni
focos de tensión y agresión, con los Continentalistas; como en cambio sucede en
las usurpaciones territoriales británicas en Malvinas, Georgias y Sandwich Del
Sur, y sus agresivas pretensiones coloniales en la Antártida e incluso en La
Patagonia. Eso además de la usurpación de Belice, en perjuicio de Guatemala, y
una interminable sucesión de agresiones a lo largo de la historia, como hoy
sucede con los bloqueos económicos contra Cuba y Venezuela, por parte de EEUU y
sus subordinados.
Ocurre en el mundo
con todo proceso imperial y/o colonialista, que las potencias consolidadas que
operan en tales orientaciones, tienen múltiples opciones de intervencionismo,
siendo la más drástica la del poder bélico, para lo cual el Atlantismo cuenta
con su poderoso brazo armado que es la OTAN, organismo que perpetró múltiples
agresiones militares, siempre bajo supuestas “amenazas” a “la paz mundial”, “a
la democracia y por los derechos humanos” (a posteriori demostradamente
falsas), y siempre con la amplia cobertura comunicacional de las grandes
cadenas mediáticas que operan a su servicio.
Pero la opción
armada suele ser el último recurso, para “castigar indóciles”, sobre todo los
que no poseen suficiente capacidad de defensa. Antes de esa alternativa
drástica, mucho más costosa y eventualmente riesgosa, existe una amplia
panoplia de otras acciones potenciales, que incluso pueden ser más
contundentes, pero con menos repercusiones negativas como suelen tener las
acciones bélicas.
Entre esas
acciones de neocolonialismo, están las presiones políticas, en muchos casos
desembozadas y alevosas, en otros casos sutiles; las presiones financieras, de
demoledores efectos luego de perpetrar endeudamientos impagables (como los
perpetrados en el “proceso”, el noventismo, y el macrismo, en Argentina); y las
fortísimas presiones culturales, para diluir todo patriotismo e instalar la
apatía, el materialismo desenfrenado y la carencia de valores éticos
superiores; entre otros tipos de medidas para subordinar al mundo no
desarrollado y perpetuarlo en el subdesarrollo crónico.
En las últimas
décadas surgieron nuevos y muy bien financiados actores, que operan como
elementos de presión, detrás de los cuales en algunos casos se advierte el
accionar de los poderosos entes de Inteligencia y de operaciones encubiertas de
guerras psicológicas y/o guerras blandas, al servicio de las principales
potencias del Atlantismo. Los hechos prueban, con su indiscutible validez, que
las grandes potencias económicas y tecnológicas -las de la llamada sociedad
postindustrial-, “recomiendan” y presionan al mundo subdesarrollado, a aceptar
sumisamente las férreas características del liberalismo económico extremo,
dentro de cuyo marco será imposible acceder al desarrollo socio económico. Es
muy evidente que el liberalismo económico, y sus versiones extremas, el
neoliberalismo y el libertarismo, fueron concebidas y puestas en práctica como
férreas tenazas doctrinarias que aten al subdesarrollo permanente a las
naciones excluidas del selecto grupo de países y bloques de poder
desarrollados.
Muchos destacados
economistas demostraron palmariamente, que el liberalismo económico y sus
versiones ultras, son en realidad doctrinas concebidas para perpetuar en el
subdesarrollo crónico, a los países que se subordinen a sus destructivos
designios; mientras que todas las naciones del selecto grupo de países
desarrollados, salieron de las tenazas del subdesarrollo, solo a partir de
desobedecer clara y contundentemente la maraña de falsos prejuicios liberales,
presentados edulcoradamente como “leyes económicas”, las cuales los factores
excluyentes del Poder Mundial, pretenden que sean de cumplimiento obligatorio.
Entre esos
economistas, que desnudaron la nula “inocencia” y falaz “objetividad” de la
doctrina económica liberal, pueden mencionarse a Friedrich List, nuestro Aldo
Ferrer, Thomas Piketty y Ha-Joon Chang; este último con su muy explícito libro
“Sacando la Escalera”, en el que pone en claro que las “recetas” liberales son
en realidad perversas metodologías pensadas para impedir el desarrollo.
En las últimas
cuatro décadas, surgieron con mucha fuerza y amplios presupuestos, poderosas
ONGs transnacionales, algunas de ellas con claras injerencias de “servicios
especiales” de las potencias anglosajonas, como Greenpeace, sindicada como
creada y operada al servicio del MI6 (Servicio Secreto Británico), lo cual
se puso en evidencia cuando esa ONG intentó impedir las pruebas nucleares
francesas, en el Atolón de Mururoa; en Argentina atacando ferozmente al Sector
Nuclear; en Rusia, buscando impedir tareas de exploración de petróleo y gas en
el Ártico; entre otras.
Claro que para
tapar el accionar del Reino Unido vía Greenpeace, su sede central fue
trasladada a Países Bajos, nación subordinada geopolítica desde hace siglos a
los mandatos del Reino Unido.
Ese tipo de ONGs
(como también es World Wildlife Foundation, y algunas más), entre otras
acciones de zapa, se centran en promocionar a ultranza e imponer al como sea, a
las costosas e ineficientes energías eólica y solar, bajo falsos pretextos
“ambientales”. A la vez, atacan con ferocidad y planteos falsos, a las energías
hidroeléctrica y nuclear. Y eso tiene varios motivos asociados.
Por una parte, se
arman impresentables negociados, los que, bajo una maraña de subvenciones y
otras ventajas prebendarias, logran que los especuladores inviertan
prácticamente a riesgo cero, y los altos costos reales de esas ineficientes
energías (por sus intermitencias y otros “bemoles”), terminan siendo pagados
por el Estado y/o los usuarios del servicio. Pero pocos parecen advertir, que
las insólitas presiones para lograr matrices eléctricas totalmente o
mayoritariamente compuestas por eólicas y solares, previsiblemente tendrán
otras consecuencias, sumamente negativas. Los países que llegaran a aceptar los
planteos de depender principal o totalmente de las inestables energías eólica y
solar, correrán el alto riesgo de caer en la pobreza energética, por un doble
motivo: a) el caos del sistema eléctrico, por las inmanejables intermitencias y
fluctuaciones del voltaje; b) los altos costos de la energía.
Ambos factores
serán -en tal supuesto- fuertes condicionantes para impedir todo proceso de
desarrollo. En tanto, los ultra ecologistas, con genocidas ideas de promover el
subdesarrollo, en nombre del medio ambiente, buscan “preparar el terreno”, para
imponer en la población la sumisa aceptación del subdesarrollo permanente.
En ese contexto,
los subdesarrollados solo podrán aceptar el patológico rol de proveedores de
materias primas, en un marco de deterioro de los términos del intercambio,
concepto este que en castizo simple, significa malvender las materias primas
propias pagando precios crecientes por los productos elaborados y las
tecnologías del exclusivo “club” de naciones desarrolladas.
Pese a diluidas
promesas de favorecer el desarrollo industrial de Argentina al promover a
eólicas y solares, la realidad indica que las industrias beneficiadas han sido
básicamente las europeas en el caso de las eólicas, y la china en el caso de
los paneles solares.
Pero todo lo tapan
sus promotores, con montañas de palabrerías en publicaciones “especializadas”,
y con el mendaz y agresivo rol permanente del ecologismo cavernario, que sigue
confundiendo a incautos poco o nada informados técnicamente en los complejos
temas de la Energía y el medio ambiente.
MGTR. Carlos
Andrés Ortiz
Analista de Temas
Económicos y Geopolíticos
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